Donaldinho de "EUÁ" y BolsonaRenan: Por qué el programa brasileño Choque de Cultura es una lección sobre el éxito de los grandes nombres de la "representación alternativa" populista
El difícil año 2020 llega a su fin y trae consigo dos eventos con grandes expectativas para el entretenimiento y la política en Brasil. En entretenimiento, comienza una nueva temporada del programa humorístico Choque de Cultura, un fenómeno brasileño de internet en los últimos años, con una propuesta de humor peculiar y diferente a la encontrada en los canales tradicionales. En política, la derrota de Donald Trump en las elecciones estadounidenses indica una mala noticia para un grupo de políticos que han apostado por un estilo populista - entre ellos, Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil -, marcado por la polarización, fuertes ataques a las élites tradicionales, por su conservadurismo y autoritarismo. Sin embargo, todo indica que a pesar de la derrota de Trump, la ola populista se mantendrá firme.
Pero, ¿qué tienen estos dos eventos en común? Muchas cosas. Estos artistas pueden haber sido algunas de las personas que mejor tradujeron una de las claves del éxito populista: la forma en que su discurso, a menudo considerado como non sense, encuentra eco en la gente común. O viceversa: precisamente porque estos discursos son tan familiares, tienen tanto éxito. Si aún no estás convencido de lo cerca que están las ideas de un populista, del discurso de los conductores de transporte alternativo más famosos de Brasil, este artículo te convencerá.
Uno de los principales enfoques para estudiar el populismo destaca cómo estos líderes tienden a comportarse de una manera más grosera y natural, con palabras y expresiones populares que los acercan al votante común. Este enfoque se refleja en una parte de la sociedad que se identifica culturalmente con este tipo de comportamientos y se convierte en fuente de apoyo y difusión. En un entorno de insatisfacción y descrédito generalizado, estas estrategias pueden resultar muy eficaces.
La estética y la lógica del absurdo
Choque de Cultura es un programa de humor en el que cuatro conductores de transporte alternativo debaten trailers de películas de forma improvisada y amateur. El programa tiene como característica fundamental -y que en un principio provoca cierta extrañeza, a la par que una familiaridad inesperada- el hecho de que los diálogos sean caóticos y con una lógica dudosa, lo que hace que las discusiones vayan por caminos inesperados hasta llevar a conclusiones absurdas. Sin embargo, los comentarios siempre se hacen de la manera más natural posible, independientemente de la gravedad.
El siguiente extracto, además de ser uno de mis favoritos, es también un ejemplo emblemático de la (anti) lógica que impera a lo largo de la serie. Mezclando teorías de la conspiración con figuras reales, con un discurso sencillo y directo, los personajes construyen narrativas basadas en especulaciones sin fundamento, pero con una lógica aparente y falaz. El pasaje seleccionado comienza con Maurílio diciendo que el personaje de Marvel, Thor, debe pelear con un santo para ser justos, ya que es un Dios, terminando con Rogerinho advirtiendo que "tiene que respetar al Papa". En el camino a esta conclusión, perlas como "El Papa no muere", "El Papa lanza un hechizo" y "El Papa hoy es una franquicia como Bozo" (un famoso payaso brasileño de los años 80 y 90).
Para entender cómo estos discursos se acercan a la estrategia de los líderes populistas, tomemos como ejemplo al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Bolsonaro es, de hecho, un influencer digital, casi un youtuber político. Desde antes de su elección, ha estado haciendo apariciones y apariciones constantes en las redes sociales, cultivando el contacto directo con sus votantes.
Es curioso ver cómo, desde el principio y siguiendo las mismas transformaciones, incluso la estética de sus lives se acerca al Choque de Cultura. Antes de ser elegido, eran rudimentarios, con objetos simples y de apariencia improvisada [1], las mismas características de la primera temporada del programa. Tras la elección, sus lives ganaron una estructura más robusta, con una mesa elegante, una colección de libros antiguos detrás y un intérprete de libras. La segunda temporada de Choque, grabada en los estudios de Rede Globo, también experimentó un considerable aumento de estructura, aunque se invirtió deliberadamente en extravagancias de dudoso gusto. Si hubieran tenido el mismo consejo presidencial que Bolsonaro, tal vez los conductores hubieran descartado las extravagancias. Y viceversa.
Pero no es solo la estética lo que acerca a Bolsonaro a los "pilotos". Ambos tienen actitudes y puntos de vista muy similares con respecto a los diversos problemas que enfrenta su país.
Uno de ellos es el medioambiental. Muy criticado por su falta de celo y responsabilidad por el medio ambiente, Bolsonaro ha dado "soluciones" cuestionables a los estancamientos climáticos, por decir lo menos. Según él, "hacer caca día si y día no ayuda con el tema ambiental". Su ministra del Medio Ambiente, Tereza Cristina, en sintonía con el patrón (y con el programa, como veremos a continuación), sugiere la creación de ganado como forma de evitar quemaduras en el humedal, solución conocida como "boi bombero"[2]. Para ella, lógicamente, es necesario deforestar el bosque nativo. Por tanto, su solución es deforestar para evitar quemaduras.
Pueden parecer sugerencias extrañas, pero no para nuestros conductores de transporte alternativo. Están en sintonía con su percepción de lo que es bueno para el medio ambiente, como se puede ver en el siguiente extracto.
Un tema muy delicado para los conductores del Choque de Cultura es la licencia de conducir. Siempre involucrados en delitos y dificultades con la justicia, como podemos ver por sus historias de "carreras de coche" y irregularidades en el tráfico, son muy críticos para el sistema de puntos de la CNH. Y Bolsonaro está muy atento a estas demandas. En 2019, el mandatario entregó personalmente una ley que buscaba flexibilizar el régimen de puntos, aumentando a 40 la cantidad necesaria para suspender la licensia. La ley era sancionada un año después, en octubre de 2020. Y Bolsonaro va más allá: se opone a las lecciones de manejo en autoescuelas, a los radares móviles en las carreteras federales y critica de alguna manera contumazada lo que él llama "industria de la multa"
La indignación común con respecto a la inspección de tráfico no se detiene ahí. Los pilotos siempre están dispuestos a criticarlo, especialmente con respecto a los límites de velocidad, y son acérrimos oponentes de la "industria de la multa". Apoyándose en esta demanda, el año pasado Bolsonaro prometió acabar con los radares móviles en el país, criticando también la industria de la multa. La justicia, sin embargo, ha suspendido su decisión. Pero el obtuvo al menos la prohibición radares ocultos. Un paso hacia las ideas de Choque.
Pero es la aplicación de la justicia en su conjunto, y no solo la legislación de tránsito, lo que parece ser un problema. Los conductores del Choque de Cultura siempre se quejan de las dificultades que enfrentan en relación con las leyes. Lo que parece ser el mismo caso con Bolsonaro: él también ha estado experimentando ciertas dificultades y presentando denuncias, como por la "intromisión" de la justicia en sus asuntos.
Mientras los pilotos afirmaban que "la justicia debe terminar", Bolsonaro intentó tomar medidas para poner en práctica sus ideas .Terminó fallando.
Por último, no solo en sus relaciones personales, sino también se parecen en la forma en que se relacionan con potencias extranjeras.
Curiosamente, así como Renan amenazó con no reconocer un final de Game of Thrones que no le interesaba, Bolsonaro también dudó en reconocer el resultado de las elecciones estadounidenses, que no eran lo que esperaba. Con una nueva frustración, terminó teniendo que reconocerlo.
La sintonía en todo esto es, sin duda, demasiado grande para ser solo coincidencias.
Choque de Cultura y voto por Bolsonaro
Es evidente que no todos los votantes de Bolsonaro tienen estas mismas concepciones. Varios hechos llevaron al resultado de las elecciones de 2018 en Brasil, entre ellos el descrédito de la clase política, una violenta crisis económica, el lawfare que ocurrió en los últimos años, por nombrar algunos.
Lo que muestran estos ejemplos es que quizás estas ideas no son tan inusuales y marginadas como algunos podrían imaginar. Vestidas con un lenguaje cómico, se vuelven más digeribles, llamando la atención de los brasileños sobre el disenso y el potencial de una concepción populista que ha ido ganando fuerza en todo el mundo. Aunque en minoría, las personas entusiasmadas con estas posiciones se convierten en propulsores de estos políticos -y, en consecuencia, de estas ideas-, conquistando desilusionados y incautos. En un entorno propicio para ello, este proceso tiende a tener graves consecuencias, tanto institucionales como humanas, como lo atestigua el mundo de hoy. Y principalmente Brasil.
Y si todavía piensas que es una exageración, que nadie se identificaría con las ideas del programa excepto como crítico, sepa que está equivocado. Los propios artistas no solo nos dicen lo contrario, sino que incluso hacen una buena estimación del número de personas: 1 de cada 10. Lo dice Leandro Ramos, intérprete de Julinho. Esta es la cantidad de fans que se les acercan diciendo que se identifican con los personajes, de una forma no muy adecuada ...
Quizás es por situaciones como esta que el nombre del programa es "'Choque' de Cultura".
[1]: Hoy sabemos que no fueron tan improvisadas así.
[2]: O que es falso, según expertos en la materia.